Después de casi 20 años de implantación de parques eólicos de forma masiva en países como Dinamarca, Francia, Bélgica y Holanda, se conocen ya los graves problemas que provocan en la salud de las personas, hecho que ha acarreado la paralización eólica en Australia, e incluso que se hayan dictado sentencias que obligan a desmantelar aerogeneradores y parques eólicos por estos motivos.
Se conoce este problema como el “síndrome de la turbina eólica” por lo que los expertos recomiendan la ubicación de los aerogeneradores a una distancia de al menos 2 kilómetros de las viviendas.
“Cualquier persona que viva a una distancia inferior a 6 km de un parque eólico, debería ser avisada de las consecuencias que puede tener para su salud y calidad de vida”.
Extracto del libro “El Sindrome del aerogenerador”, Doctora Nina Pierpont, Universidad de Columbia EEUU:
El ruido, es uno de los problemas más evidentes. Las puntas de las aspas de un molino de viento pueden llegar a alcanzar una velocidad de hasta 80 metros por segundo lo que provoca sonidos y vibraciones e incluso cambios en la presión del aire.
A ello hay que añadir los infrasonidos o ultrasonidos, y ondas de baja frecuencia o de baja intensidad, sonidos de frecuencia inferior a 16 Hz. En los aparatos de mayor potencia como los que se van a implantar en Cabrera, son mayores los infrasonidos, que se propagan kilómetros, y pueden ocasionar dolores de cabeza, problemas de sueño, pesadillas nocturnas y problemas de aprendizaje en niños, zumbidos en los oídos (tinnitus), irritabilidad, ansiedad, depresión, problemas de concentración y memoria, de equilibrio, mareos y náuseas, cansancio extremo y neurosis.
También se puede añadir el efecto estroboscópico, que provocan las sombras parpadeantes proyectadas por las aspas al girar cuando el sol está detrás de los molinos, muy estresante y se asocia incluso a ciertos problemas de salud como ataques epilépticos.
Destellos y fogonazos de las luminarias de los aerogenedores por la noche “efecto discoteca”, que del mismo modo, suponen un motivo relevante de estrés y de pérdida de calidad de vida para las personas que viven cerca o rodeadas de molinos.
Todos los efectos adversos descritos anteriormente tienen unos efectos muy negativos en la salud física y neurológica de las personas, en esto último tiene especial relevancia los ruidos de baja frecuencia y los ultrasonidos, que no se conoce realmente el alcance que pueden llegar a tener.
Por otra parte, las líneas de alta tensión producen efectos muy serios en la salud humana, la OMS ha alertado sobre estos efectos negativos.